jueves, 7 de julio de 2011

La oscuridad y el deterioro se apoderan del Faro a Colón .


Angely Moreno González
listindiario.com
Santo Domingo

La falta de electricidad, el deterioro de sus instalaciones y un ambiente poco acogedor son algunos de los problemas más visibles que afectan actualmente a la obra más monumental vinculada a la historia dominicana: El Faro a Colón.

Además de presentar problemas en su sistema energético durante años, la vigilancia de la majestuosa obra dedicada al Descubridor de América, de 239 metros de concreto y 800 en su área perimetral, está a cargo de un militar y, a veces, cuando más, dos soldados.

Está ubicado en la parte oriental de Santo Domingo, al otro lado del río Ozama.

Iniciada su construcción en 1986, durante el gobierno del doctor Joaquín Balaguer, e inaugurada en 1992 con 251 faroles iluminando hacia el firmamento y una luminaria fingiendo una vuelta al mundo, el Faro a Colón, erigido para servir como tumba mausoleo del almirante Cristóbal Colón, no es la obra concebida para exhibirse en el tiempo con todo su esplendor.

Hoy, a pesar de que diariamente cientos de turistas, estudiantes y ciudadanos de esta y otras naciones pagan entre 100 y 200 pesos para ver tan ostentosa construcción, no obtienen a cambio los beneficios esperados, todo porque impera más la oscuridad que la luz, por ausencia de energía eléctrica, dejando espacios oscuros que no dejan ver bien las exposiciones y la arquitectura en el entorno del monumento.

El Faro a Colón, una mega construcción ejecutada con el propósito de celebrar el 500 aniversario del “Descubrimiento de América”, que se conmemoró en 1992, sólo tiene en servicio a dos soldados y entre dos y tres miembros de la Policía Turística (Politur), que hacen presencia ocasional para dar protección a los turistas.

Según el coronel José Jiménez Pérez, en cargo de Gobernador del Faro a Colón desde hace nuevoe meses, con los fondos generados en el monumento, se compró, hace dos meses, una planta eléctrica para menguar la falta de electricidad, pero aún no ofrece servicios porque no ha sido adecuado un lugar para esos fines.

“Estamos habilitando un lugar porque el sitio que se ha orientado para estos fines ya es obsoleto y representa una pérdida para el Faro, porque fue construido a mucha distancia”, dijo el coronel Jiménez.

Cuando LISTÍN DIARIO visitó el imponente bloque de concreto, situado en los alrededores de Villa Duarte, el Gobernador ordenó poner a funcionar la planta, pero, al encenderla, casi al final de la entrevista, sólo encendieron unas pocas bombillas que apenas iluminaban la sala del encuentro.

Ante eso, el mismo director ordenó a uno de sus empleados abrir una ventana para iluminar el salón.

Jiménez dijo que decidió adquirir esta planta de 125 Kilowatts porque cuando los turistas hacían el recorrido por las instalaciones terminaban reclamando su dinero a la salida, porque la precariedad energética no les permitía ver el interior del Faro y no podían disfrutar las exposiciones.

También dijo que ante los prolongados apagones, la planta sólo sería encendida cuando hubiera presencia regular de turistas.

Ante esa precariedad de energía, la gran cruz que antes iluminaba los cielos, solo tendrá luz durante algunos días festivos, durante una o dos horas, siempre y cuando haya suficiente combustible para encender la planta. Esto indica que, aún instalándola, el Faro seguirá a oscuras. Esta obra tardó seis años para su construcción final y en ella fueron invertidos 100 millones de dólares. Al principio se creyó que gran parte del presupuesto iba a ser financiado por algunos donativos de países latinoamericanos, especialmente caribeños, pero finalmente fue el gobierno dominicano quien asumió los gastos de la construcción del Faro a Colón, en 1986.

La primera idea de construir un Faro a Colón en Santo Domingo es atribuida al historiador dominicano Antonio Delmonte y Tejada, quien lo establece en su obra “Historia de Santo Domingo”, editada en 1852 en La Habana, Cuba.

Y 62 años más tarde, en 1914, el norteamericano William Ellis Pulliam promovió en la prensa de su país la construcción de un faro monumental en Santo Domingo, tomando estas ideas un carácter universal en 1923, durante la celebra- ción en Chile de la Quinta Conferencia Internacional Americana. Fue en ese evento que fue decretado que el monumento debía construirse con la cooperación de todos los gobiernos y pueblos de América. Así, se realizó un concurso para elegir quién diseñaría la obra, el cual fue ganado por el arquitecto J. L. Gleave, entre un número de 455 participantes de 48 países.

La obra inició en 1986, con Balaguer en el poder, bajo la supervisión del arquitecto dominicano Teófilo Carbonell.

La construcción del monumento culminó en 1992, cuando se iban a celebrar los “500 años del Descubrimiento y Evangelización de América”.

Problemas en el contorno
Aparte de los problemas interiores del monumento citados, en su entorno hay otros que pesan y preocupan: se trata de la seguridad en la zona.

Pasadas las 6:00 de la tarde “ningún vivo puede pasar por esta zona”, dice Martha Fortuna, residente en Los Mameyes, un sector aledaño al Faro. “No hay una bombilla que esté encendida ni guardia que cuide al ciudadano; gracias a Dios que, al menos, hacen la jardinería, porque de no ser así cubriría el propio monumento tanta grama.” Juan Ferreras, quien acostumbra visitar el parque para hacer sus ejercicios físicos, luego de ir al trabajo, dice que la gente no quiere ejercitarse porque la falta de luz crea un ambiente ideal para los delincuentes.

EDEESTE INCUMPLE CON ALUMBRADO DE ENTORNO
Algunos residentes del área cercana al Faro a Colón han calificado este lugar como “zona apache”, un término de uso popular para definir una franja peligrosa o poco transitada de un sector.

Este sobrenombre lo han adoptado los vecinos porque, igual que el Faro, las vías públicas del área carecen de iluminación, una responsabilidad a cargo de EdeEste, según establece la ley 125-01, en su artículo 134, que dice: “Las empresas distribuidoras tendrán la obligación de suministrar el diseño, materiales, instalación y el mantenimiento del alumbrado público de cada municipio y sus distritos municipales, reservándose los ayuntamientos la facultad”.

Pese a que moradores de Villa Duarte y Maquiteria dicen que perdieron la cuenta del tiempo que tienen las avenidas del Faro sin luz, la Empresa Distribuidora de Electricidad del Este (EdeEste) informó que las calles que rodean al Faro están iluminadas en 98% y que esta zona es alimentada por dos circuitos que tienen nueve horas de interrupciones por el alto nivel de intervención de particulares en la red.

Ante todo eso, hay una gran verdad tan grande como el monumento a Colón: El Faro que le fue erigido a su memoria sigue sin luz, los turistas se quejan de que no pueden apreciar nada en el monumento y los moradores de los sectores cercanos siguen temiendo por sus vidas ante la presencia de delincuentes que se amparan en la oscuridad para atacar a los ciudadanos.

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